El 8 de septiembre de 1990, la tenista argentina venció a Steffi Graff y alzó el único Grand Slam que conquistó en su brillante carrera
¿Qué pasa por la mente de alguien que persiguió toda la vida una meta y no la alcanzó? ¿Cómo se siente la persona que dedicó toda su existencia en forma insistente a un mismo objetivo y al final se quedó con las manos vacías? Preguntas que no puede responder Gabriela Sabatini, sencillamente porque no tiene que hacérselas: el sueño de su niñez fue ser tenista profesional y ganar un torneo de Grand Slam. Ese sueño se hizo realidad el sábado 8 de septiembre de 1990, y ya son 30 años de aquello.
“Nunca imaginé semejante alegría y liberación”, dijo Sabatini a tres décadas después de aquel gran triunfo de 6-2 y 7-6 (7-4) sobre la alemana Steffi Graf en la final del Abierto de Estados Unidos.
“Haber ganado ese Grand Slam fue quizás el momento más importante en mi carrera tenística, sentí que todos esos años de esfuerzo, compromiso y dedicación se hacían realidad, que mi sueño se cumplía en ese momento”.
Sabatini, y eso es quizá lo más importante de su carrera, es un antes y un después para el tenis de América Latina, porque al calor de sus éxitos surgieron muchas otras jugadoras de gran nivel, aunque ninguna se acercó siquiera al suyo. Eso habla, también, de lo enorme que fue.
“No sé si llego a los 100… Pero llevo una vida sana porque me gusta sentirme bien. Trato de disfrutar el día a día. Y esta pandemia quizá nos deje un aprendizaje: tenemos que valorar el presente, los afectos, nuestra libertad. Porque la verdad es que no podemos controlar nada”.