Compartir esta nota

El Verdao se quedó con la Copa Libertadores gracias a un gol en el descuento de Breno Lopes, que apareció por el segundo palo y con un cabezazo letal convirtió el tanto de la victoria en la final frente al Santos. Es el segundo título copero que obtiene el Palmeiras.Palmeiras se consagró campeón de la Copa Libertadores 2020 tras vencer por un ajustado 1-0 a Santos en la final que se disputó este sábado en el estadio Maracaná de Río Janeiro. El equipo dirigido por el portugués Abel Ferreira capitalizó una acción sobre el final luego de un partido deslucido y se coronó en el torneo de clubes más importante de la región por segunda vez en su historia (la anterior había sido en 1999). Además, el Verdao será el representante de la Conmebol en el Mundial de Clubes que se disputará en Qatar a partir del próximo 4 de febrero.

La segunda parte no ganó en intensidad, pero de a poco empezaron a producirse acercamientos aislados. A los 7′, Gabriel Menino mandó un centro que Rony no llegó a cabecear por poco. Santos respondió con un tiro libre que encontró solo en el área a Lucas Verissimo, quien no pudo cabecear con fuerza ni dirección. Palmeiras volvió a insistir con otra pelota parada: Rapahel Veiga ejecutó y su disparo pegó en la parte externa de la red.

Un disparo de lejos de Marinho que sacó el arquero de Palmeiras fue lo más cerca que Santos estuvo del triunfo.

El primer tiempo dejó la imagen de un partido fraccionado, en el que primó la pierna fuerte por sobre las ideas de circulación de pelota y de juego asociado. Las tensiones requirieron la intervención constante de Patricio Loustau para intentar calmar los ánimos. A pesar de esto, Palmeiras se mostró algo más decidido al ataque en los minutos iniciales, capitalizando los espacios por las bandas, pero sin encontrar fineza en el toque final.

Los equipos mostraban facetas distintas a las que habían exhibido en sus respectivos duelos de semifinales. Santos había sido el que había propuesto ante Boca y Palmeiras había esperado a River para capitalizar sus errores. En la tarde del Maracaná, esos roles parecían invertirse en el primer cuarto de hora.

Un remate cruzado -y mordido- de Raphael Veiga que salió desviado a los 36 minutos fue el único momento en que el marcador estuvo cerca de moverse. Ambos equipos mostraron una deslucida faceta en la etapa inicial y quedaron en deuda de cara al complemento.